El 18 de julio, dentro del programa de La Mar de Letras, Cecilia Noriega Bozovich, artista y poeta peruana, y yo, dimos lectura a una obra poética realizada entre los dos y a través del atlántico. Dejo aquí la presentación de esa lectura que se realizó en el marco de su instalación Versus-Reversus, que se expone en la sala Muralla Bizantina de Cartagena dentro de La Mar de Artes.
Fotografía: Jesús Perona |
Probablemente se es de todas las patrias, “matrias” si
recurrimos al término materno, a la tierra de la madre. Probablemente no tener
casa significa que la casa es el camino hacia esa casa. Probablemente
debiéramos todos ser emigrantes incluso en nuestra tierra, vivir en el cambio
brutal en el que las cosas que tienen el mismo nombre se vuelven lo contrario,
los gestos no se entienden y los lenguajes te engañan. Así, lejos de vivir en
lo cómodo, haríamos por ser de nuevo, por nacer de nuevo.
Cecilia Noriega-Bozovich ha nacido varias veces, alguna desde el
mayor dolor, aquel al que todos estamos expuestos, aunque no todos destinados,
y vive en el camino de ser lo diferente, lejos de la comodidad. Sin dejar de
tener sus raíces, las hace crecer como un rizoma, (Deleuze), obligada al exilio
lo abrazó como mudanza y renacimiento.
Que en algo coincidimos Cecilia y yo nos dimos cuenta pronto:
lejos de querer reconocernos en el otro, nos conocimos a través más de 11.000
kilómetros en un diálogo epistolar, en páginas web y en correos electrónicos.
Los artistas nos hemos convertido en muchos casos en seres
polimorfos, en dioses de múltiples brazos en los que mantenemos en el aire la
imagen, el vídeo, la palabra, la música, la fotografía, bailando con lobos o
con el tunche que llevamos dentro, con lo mejor y lo peor que guardamos en
cajas de memoria; y todo baila y se entremezcla con una lógica aplastante, con
un discurso claro. La palabra y la imagen se juntan porque se son necesarias.
¿Dónde se guardan los cuadros, dónde los poemas? Que todo se halle en la mirada
sería tan parcial como que todo fuera literatura. La realidad hay que buscarla
y salvarla continuamente, con los medios necesarios y eso puede estar en el
espacio plástico o en el tiempo poético.
Versus y reversus, no son dos cosas distintas, sino andar viendo a la vez las dos caras de la moneda,
tu cara y tu espalda, y la cara y la espalda del otro. Lo público y lo privado,
lo racional y lo instintivo.
Lo que presentamos hoy es la huella de esa relación. Lo que
escucharéis es la obra, como decía Klein, las cenizas del arte, que es lo que
somos capaces de mostrar. Vamos a dar lectura a una obra de arte concebida a
dos manos, escrita con las aportaciones sucesivas de Cecilia y mías, que se iban
sumando y corrigiendo. Sean capaces de escuchar como quien ve un cuadro, una
instalación, una performance, un teatro del mundo: elijan; creen las imágenes
necesarias, oigan los sonidos que generan nuestras palabras.
Antonio Gómez
Ribelles
Fotografía: Alberto Soler Soto |
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