martes, 20 de diciembre de 2011

Un poema de Dionisia García

Ayer recibí en mi casa un regalo inmenso e inesperado de Dionisia García: su último libro El Caracol Dorado, y un poema dedicado a mi, en recuerdo de la exposición de Chys.
No voy a hablar de las virtudes del poema, ni de la generosidad, bondad y amistad de la autora, pero sí que, por mi parte, lo considero una hermosísima ilustración para mi obra. Lo demás es evidente: todo un lujo.

Aquí lo dejo, iluminando, por si pasáis por este blog.

Gracias Dionisia.




HACIA UN VACÍO INTERIOR
(Miradas)



Este recuerdo para Antonio Gómez, por
su exposición es Chys (2011)


Soledad sobre blancos, entre grises y sombras,
con la luciente aurora y el negro que declina
sin ser noche que cierra, sino tarde escapada.
Piel sin fruto no guarda, cual urna sin cristales,
si ampara la seca figura:
ese dulce candor de lo impreciso.

Difuminado el vuelo se despliega
en órdenes distintos, sin viento que propicie
ni mueva ya las formas, inacabadas, leves,
como en la propia vida y sus prodigios.

La hora de la siesta en la luz del “refugio”,
sin que nadie repare en las semillas,
mudas y repetidas como voces de tiempo.

Quien contempla imagina
esa mano que fue fundando, de la nada,
la vertical presencia de la hoja,
el tul de ese grafito atenuado.

El gozo finaliza y se apagan las luces.
Los visitantes salen a la calle.
Todo queda en silencio, dormida la belleza.



                                                 Dionisia García      






domingo, 20 de noviembre de 2011

Un texto de José Luis Martínez Valero

José Luis Martínez Valero me ha enviado este texto sobre mi obra actual en la Galería Chys. Conversando con él en la inauguración me habló  de su intención de escribirlo, de fijar la memoria de lo dicho y visto en un texto, y aquí está.
 
Que es un gran escritor y artista no voy a descubrirlo yo ahora, pero sí diré que ha captado perfectamente el espíritu y la melodía de la exposición y de las cosas que me mueven, del recuerdo y de lo que queda.

Me siento orgulloso de poderlo publicar aquí, con su permiso.

Gracias, José Luis, por tu dedicación y amistad.



LA NATURALEZA Y SU SOMBRA

Sobre una exposición de Antonio Gómez


Antonio no trata sobre  la naturaleza, esa vida que arrolla con su paso torpe la realidad. Indaga en la sombra, su huella más tenue. La sombra no es la imagen del espejo, aunque a primera vista podría parecerse.
Cuando el pintor prefiere el negro, en cualquiera de sus tonos,  significa que gusta de los perfiles, que pertenece a esa clasicidad educada en el dibujo, cuyo fin es la precisión, el orden de las líneas para obtener la imagen. La sombra es parte de esa técnica, busca más, y a veces da con el alma de las cosas, con aquello que no se ve, que nadie ha podido ver, aunque todos sabemos que permanece latente.
Lo que late, aquello que subyace es lo buscado. Antonio busca lo que durante siglos ha estado debajo. ¿Qué cualidades tiene lo que busca? Lo primero que comprobamos es que la sombra es efímera, y que, en su misma fragilidad temporal,  reside su resistencia, porque la sombra resiste más en nuestra memoria que el objeto que la proyecta.
Si dijese que conocemos sólo sombras, quizá sería una afirmación platónica, recuérdese el mito de la caverna. Si este conocimiento permanece almacenado en nuestra memoria, se convierte en el recuerdo, por tanto la sombra sería como el recuerdo de aquello que la proyecta, y  desaparecido el sujeto, permanece su sombra. Luego si frecuentamos sombras, entramos en contacto con recuerdos.
Si el recuerdo es la sombra de aquello que hemos conocido. Y si,  Antonio, pinta sombras, significaría  que ama el recuerdo. Recordar es aproximar al corazón, hacer revivir las emociones. La sombra por tanto sería la emoción que hemos vivido. Pintar las cosas es difícil, pintar las emociones es doblemente difícil. Luego, Antonio, es un pintor que se propone vencer más dificultades de lo ordinario. Cuando digo esto, me viene a la memoria el recuerdo de esa humilde sombra, que reposa sobre el paso de cebra, que a su vez me parece otra sombra de esa cosa que es la ordenación del tráfico, orden que alguien impone en la ciudad.
Dice Kant que España es el país de los antepasados, lo que me parece algo así como si afirmase que somos un país de sombras.
Creo que, Antonio, es un pintor filósofo, y que cada uno de sus cuadros antes que representar algo, presenta la imagen de una reflexión, de su reflexión sobre el mundo. Un mundo que no es sino la sombra de otro mundo, cuya existencia podría no ser real, ya que la realidad que creemos conocer no es otra cosa que la sombra que proyecta sobre esa pantalla donde decimos que reside nuestra experiencia del mundo.
Si todo pintor pinta de memoria, Antonio, proyecta en sus cuadros una sombra asombrada que recuerda las sombras de Altamira.     


José Luis Martínez Valero


martes, 8 de noviembre de 2011

Exposición

NOVIEMBRE

Antonio Gómez

Pinturas y dibujos


Del 14 al 30 de noviembre de 2011
Inauguración 14 de noviembre a las 20,00 horas
Audición de Tono Clemente, guitarra



 



GALERIA CHYS

C/ Trapería 11,  Murcia

Telf. 968 21 34 12
Horario de 10 a 13,30 y de 17,30 a 20,30















viernes, 4 de noviembre de 2011

Monólogos en el vacío




Ángel Paniagua leyó en  la VII edición del festival AGOSTO CLANDESTINO en Logroño, y me pidió que realizará una ilustración para el pequeño libro, sólo en tamaño físico, que recoge la selección de poemas para esa lectura.
No iba a decir que no a mi amigo Ángel, pero es que además es un placer colaborar de nuevo. En la ocasión anterior fue él quien ilustró él catálogo de mi última exposición CATORCE con un poema (Dejo abajo el enlace)

De la magnífica selección de poemas podeis ver una muestra en su blog AJUSTES Y OTRAS CUENTAS.


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Aquí dejo una reproducción más grande del dibujo









http://ajustesyotrascuentas.blogspot.com/2011/08/monologos-en-el-vacio.html
http://www.galeriabiselarte.com/CATALOGO%20CATORCE%20.pdf

QUE NO SEA PALABRA


I

Las palabras se dicen a sí mismas, y dicen más que ellas, y recuerdan mentiras y cambian los recuerdos, y no hay verdad en lo que escribes.

Pero siempre hay algo tangible, un objeto al que podamos llamar así sin darle nombre, sólo objeto, y que no diga nada, que no sea palabra.

La imagen volvió serenos a los hombres, les dio la calma de no tener que dar soporte a las palabras con palabras.




II

En la mesa de la cocina          en la mesa

hay un vacío entre la cuchara y la taza

donde respiro.

Lo miro y lo toco pero no soy capaz de nombrar.                  Un vaho ligero.
Mejor así, que nada tenga voz ni esdrújula.
Sólo una imagen del vacio que me salve de ser Adán bautizando huecos.



viernes, 23 de septiembre de 2011

CASA





El problema de la casa, de mi casa, es que no existe.

Todas las casas tienen un lugar desde el que la ves completa, desde el que percibes lo de dentro y lo de fuera, lo que estuvo y de dónde vino. Algunas lo tienen en su puerta, en el llamador de bronce o en ese simple timbre sucio de dedos y años. Otras en las afueras, en medio de la calle desde la que ves que al atardecer da el sol, por fin, al cabo de todo el día, aunque sea sólo por un momento. Y otras en su jardín, donde quisieras convertirte en el perfecto huésped de ti mismo, colgando luces en lo árboles mientras esperas la lluvia. Las más tienen su centro en un objeto que absorbe o irradia, en una foto que lo contiene todo.

Si la casa existe será porque alguien escribió en una esquina una historia lo suficientemente necesaria para iluminarlo todo, incluso lo que pasó después.

No es preciso vivir en ella para estar en ella y comprenderlo todo.

No son refugios, no te puedes esconder allí sino fuera de allí. Desde su centro perderá sus límites, perderá los marcos, los contornos de la historia, todo ocupa el aire, el tiempo y los espacios, demasiadas cosas para poder esconderse.

A veces me imagino llegando a la puerta, llamando, buenos días, me deja ver su piso, hace años yo viví aquí, pero sería inútil y triste, esa casa ya no existe, la fotografía se la llevaron y después de unos años, ahora la tengo yo guardada en un armario, y desde allí sigue siendo el aleph de aquellos territorios y de sus huéspedes.

Pero yo sigo sin crear la mía a pesar de habitar una.
Es que no se trata de habitar, no es eso, no es eso…

sábado, 18 de junio de 2011

TAL VEZ UNA PALABRA...
























Es saludable olvidar, no se puede vivir todo el tiempo en la memoria.
Saccomano (El oficinista)




Troyes musitaba palabras, musitaba palabras…

Todo es buscar el sitio al que perteneces. Tal vez el bosque, el paisaje, la casa, te den una ubicación, esa parte espacial que precisa la memoria pero que vive carente de tiempo. Tal vez una palabra…
Todo el conocimiento duele y ocupa.
Todo es lábil
y los lugares cambian de estado como los insectos voladores cambian su punto de equilibrio y se desplazan.

Troyes musitaba…




miércoles, 8 de junio de 2011

ANTARIA 12

 



Portada del número 12 de la revista, realizada por Manolo Belzunce









  


Ella no mira al centro, no te mira aunque tú seas el centro.

Ella se sabe, sin éxtasis ni estupor.

O quizás el estupor de saberse mostrada a los ojos de los otros, el éxtasis de quien posa en escenarios que formarán parte de la vida de los otros, aquellos que perciban el aura, migajas de ser que durarán en el marco, intraducibles al ajeno que no vague en la melancolía.

Ella no te mirará nunca. Mantendrá su gesto a la derecha aunque caiga en el olvido.
El fotógrafo manda.


                                               Antonio Gómez Ribelles




Imagen y texto que aparecen en el número 12 de la revista ANTARIA, que edita la Fundación CajaMurcia


sábado, 14 de mayo de 2011

EL COLOQUIO DE LOS PERROS 28


Imagen publicada en El coloquio de los perros nº 28




Yo debería estar escribiendo un texto que se convirtiera en una entrada de blog, uno de esos textos que escribo y se convierten en las cenizas de mis reflexiones, que me sirven como pinturas, que atan las digresiones que en algún tiempo fueron al discurso que pretendo. Debería estar escribiendo y sin embargo me dedico a leer correos electrónicos de invitaciones a eventos, anuncios de relojes, saludos de amigos, poemas de autores argentinos recomendados por alguien, una revista de 300 páginas en pdf. Y después de borrarlos casi todos, guardar la revista para mejor ocasión, abro El coloquio de los perros, la revista digital de literatura que dirige Juan de Dios García, el último número, el 28,

Es lo que nos queda, que leamos revistas digitales y que desaparezcan las de papel, o que las leamos digitalizadas. Me gusta más sentarme en el sofá y abrir libros y revistas y pasar páginas que hagan ruido y que se arruguen, que se pueden echar al fuego o devorarlas, pintar encima, …, que sentarme delante de la pantalla. Pero lo hago. Acabarán las revistas y los libros con formato de pantalla horizontal, para ver las páginas completas en el monitor, como los cómics antiguos. 

Hay revistas que nacieron en soporte digital, aprovechando la distribución de lo que en su día llamamos nuevos medios, que van llenando una hemeroteca sin olor, que pasan por enfermedades víricas, y se curan, que se escriben a diario en cuadernos de papel o en formato word, antes de formar parte de la cultura en dígitos, literatura que prestamos orgullosos a los amigos a través de un enlace sin esperar que nos la devuelvan, (que ya sabemos como son). Así que la recomendamos porque es buena, porque merece la pena tras el gran esfuerzo que se llevan estos amigos a su espalda. Y porque es gratis, o por lo menos no suma nada más a nuestra tarifa plana. Que hay que filtrar el torrente de literatura en la red es una evidencia, y que hay que difundir los buenos trabajos también; y 28 números de buen trabajo se pueden recomendar, y a los que publican (publicamos) en la revista también.

Así que leo El coloquio, aunque no del todo, porque en realidad estoy escribiendo un texto para que se convierta en una entrada del blog, que se leerá en una pantalla, uno de esos textos que escribo y se convierten en las cenizas de mis reflexiones…, porque tengo varias ventanas abiertas, y corre el aire y me entretengo en lo que escribo, en lo que leo, en las ilustraciones que he hecho para otra revista que se editará en papel, y que verá poca gente, y que enviaré digitalizadas por correo electrónico a través de mi ordenador.

Luego me iré al sofá a leer … No, mejor me iré a la calle, que sigue siendo tan analógica como mis zapatos.


http://www.elcoloquiodelosperros.net/




       

lunes, 7 de marzo de 2011

HUECOS



Hay algo en los gestos, en la postura del cuerpo y de los pies, que hablan más de mí que de ella. Son huecos en la mirada de las manos, en los dedos que se posaban sobre las teclas, sin ser capaces de pulsarlas para evitar que el sonido de las cuerdas vibrara en la fotografía.
Posa en un vacío de sonido por salvar el eco de las fotos.
Posa en el silencio de los grises oxidados.

Los recuerdos tienen un espacio y una imagen, un lugar en la repetición, un hueco donde agarrarnos.
Estar delante de la fotografía me da la oportunidad de recordar. El pasado se esconde en el objeto y el objeto en ese laberinto del envase donde guardamos los sueños.

Qué es si no el pensamiento, sino el fragmento de atmósfera que ocupamos
irradiando recuerdos en forma de palabras.

La realidad es un escenario que diseñamos sobre el sonido de las palabras, sobre las letras unidas que crean una nube de fragmentos, sonoros y documentales, el nombre una vez más que viene hacia nosotros, el pensamiento en la voz de una imagen convertida en voz.

El diálogo no resuelve nada, la ausencia permanece y mientras tanto, el formato de mis sueños sigue siendo rectangular, como cromos y postales.

lunes, 28 de febrero de 2011

LUGAR

























No sentimos horror porque nos oprime una esfinge, soñamos una esfinge para explicar el horror que sentimos.

                                           Ragnarök  (El hacedor, 1960)
                                       J.L.Borges


La imagen de esa fotografía la tenía en el recuerdo desde hacía tanto tiempo. Tiempo en el cual no le había hecho más caso ni dado más importancia que a la puerta batiente de cristales azules que cerraba el pasillo o al Ave María de cerámica iluminando las noches  del recibidor. Por eso estaba allí inalterada, perfecta, en el sobre de la infancia.

Fue después, cuando ese objeto-foto se convirtió, sobre todos los demás, en una imagen-lugar que recogía las ausencias y el linaje, cuando aquella casa dejó de existir en la familia y ocupó el espacio mágico donde las cosas se hacen infinitas, donde esto que fue, vuelve a ser infinitamente.

Y así creo una imagen para ordenar el mundo.

Y no sintió por ver la foto, soñó esa foto para explicar lo que sentía.