miércoles, 25 de abril de 2012

Gracias


Plantearse un proyecto de exposición requiere una visión global que en ocasiones se nos va de los conocimientos técnicos que poseemos. Es entonces cuando necesitas profesionales que te ayuden, que entiendan bien lo que quieres, o que su aproximación sea lo bastante cómplice para funcionar.

Los siguientes artistas han hecho posible el desarrollo de La traición de la memoria, y aunque citados en la misma y en el catálogo, quiero dejar aquí mi agradecimiento público, que privado ya saben que lo tienen. He de reconocer que no me ha costando ningún esfuerzo contar con ellos, que ninguno ha puesto más pegas que buscar el momento que tuvieran libre para dedicármelo. Cómo lo he conseguido, quiero pensar que es que me lo merezco, aunque no lo tengo tan claro, pero vaya por delante y desde aquí mi predisposición a trabajar con ellos y con otros tan grandes como ellos cuando surja la ocasión. Son regalos que los amigos, porque lo son, hacen a los amigos, y que muestran la generosidad grande que tiene esta gente y mucha más que lo van dejando a la vista. Espero saber corresponder.

Como no es la primera vez que esto ocurre, no quiero dejar de citar a otros que ya colaboraron conmigo, como Antonio Marín Albalate y Ángel Paniagua, con poemas para anteriores catálogos, el músico Tono Clemente, que participó con su música en la inauguración de la exposición “Noviembre” de Chys, o a Dionisia García y el poema que me dedicó en aquella ocasión, que dejé en una entrada anterior. Igual que lo hicieron el músico Javier Aguilar Bruno y la poeta Natalia Carbajosa en la anterior, “Catorce”, de Bisel, leyendo Natalia por primera vez  Tu suerte está en Ispahán, su libro recién publicado y presentado.

El primero al que quiero citar de esta última es a Antonio Nicolás, amigo, hermano, con el que vengo hablando de mis trabajos desde hace tiempo y sin cuya ayuda conceptual y técnica, muchas horas, no hubiera sido posible el video Parsimonia en los aspectos de imagen, e incluso en sus primeros planteamientos y fijación del concepto expositivo.

En el sonido he de agradecerle la aportación al gran músico y poeta Sebastián Mondéjar al que le debo la ambientación musical, y su implicación inmediata en cuanto le llamé por teléfono. Sus percusiones y su palo de lluvia mexicano ahí quedan, ilustrando la exposición entera.

El escultor Fernando Sáenz de Elorrieta ha colaborado en la escultura Aljibe, encargándose del material y la soldadura sobre un diseño mío. Ni un segundo dudó en ayudarme y realizarlo en sus estudio.

La poeta y diseñadora Cristina Morano ha hecho posible un catálogo hermoso, entendiendo perfectamente mi pintura y mis textos y cómo llevarlos al libro. Un trabajo magnífico que quedará como huella esencial de esta exposición.

El fotógrafo Moisés Gil se ha encargado de ampliar la foto de La nena para que yo la troceara y pintara, y del resto de reproducciones. Sus recomendaciones fueron de gran ayuda para la exposición.

Quiero dejar para el final la inestimable colaboración de José Luis Martínez Valero, grande, grande, poeta y amigo, que ha desarrollado todo lo que hablamos y vimos de mi trabajo en un texto bellísimo que me representa, en el que me veo, y que nos ha llevado a conocernos mejor. Ya hizo una aproximación que publiqué en otra entrada del blog, y era normal que, profundizando, llegara a las páginas del catálogo de una manera tan brillante. Un lujo y, como ya dije, generosidad y arte.

No puedo más que sentirme orgulloso de ellos y de otros que caminan a mi lado a diario, que me escuchan y animan o corrigen, como mi hijo Andrés, Flori Celdrán, siempre, Encarna Piqueras, Paco Jurado, Carmen Piqueras, Mª José Villarroya, Jesús Perona, Puri y Antonio, Ángel Paniagua, la gente de El Diván y otros ocasionales pero no menos importantes que ilustran mi vida.

Y, por supuesto, a mi familia.