lunes, 7 de marzo de 2011

HUECOS



Hay algo en los gestos, en la postura del cuerpo y de los pies, que hablan más de mí que de ella. Son huecos en la mirada de las manos, en los dedos que se posaban sobre las teclas, sin ser capaces de pulsarlas para evitar que el sonido de las cuerdas vibrara en la fotografía.
Posa en un vacío de sonido por salvar el eco de las fotos.
Posa en el silencio de los grises oxidados.

Los recuerdos tienen un espacio y una imagen, un lugar en la repetición, un hueco donde agarrarnos.
Estar delante de la fotografía me da la oportunidad de recordar. El pasado se esconde en el objeto y el objeto en ese laberinto del envase donde guardamos los sueños.

Qué es si no el pensamiento, sino el fragmento de atmósfera que ocupamos
irradiando recuerdos en forma de palabras.

La realidad es un escenario que diseñamos sobre el sonido de las palabras, sobre las letras unidas que crean una nube de fragmentos, sonoros y documentales, el nombre una vez más que viene hacia nosotros, el pensamiento en la voz de una imagen convertida en voz.

El diálogo no resuelve nada, la ausencia permanece y mientras tanto, el formato de mis sueños sigue siendo rectangular, como cromos y postales.